Nota al margen: Un alcalde bajo sospecha y una alcaldesa marcada por la violencia

Un alcalde electo ligado al presunto homicida de un candidato y una alcaldesa electa marcada por el dolor, la violencia política y la exigencia de justicia, es como se puede resumir el resultado de las elecciones municipales en Coxquihui y Texistepec.

En ambos municipios, el candidato y la candidata a la alcaldía por la alianza Morena-PVEM fueron asesinados en plenas campañas políticas, los ejemplos más claros para afirmar que las elecciones de 2025 para renovar las 212 alcaldías de Veracruz estuvieron marcadas por una violencia política implacable, sistemática en los últimos años y que, de ninguna forma, son hechos aislados.

Según Data Cívica, entre noviembre de 2024 y mayo de 2025, se registraron 36 agresiones contra figuras políticas, incluyendo 16 asesinatos.

En Coxquihui, Lauro Becerra García, candidato del PAN, obtuvo la alcaldía con 3,978 votos, superando a Ramón Valencia Pérez, hijo de Germán Anuar Valencia, asesinado el 29 de mayo de 2025, el mismo día del inicio de las campañas.

El ataque, que dejó cinco heridos, incluida una bebé, sacudió al municipio y marcó el proceso electoral. La victoria de Becerra está ensombrecida por su relación familiar con Carlos Alberto "N", detenido un mes después del crimen como principal sospechoso del asesinato de Valencia.

Becerra defendió públicamente a su tío, afirmando que no había pruebas en su contra, lo que generó críticas y desconfianza entre los habitantes.

Este vínculo complica su mandato, ya que Coxquihui es un municipio donde las tensiones políticas y la violencia han escalado, alimentadas por rivalidades históricas y la percepción de impunidad.

Gobernar implicará enfrentar un entorno polarizado, donde la sombra del asesinato de Valencia y la detención de su familiar pesarán sobre su legitimidad.

La seguridad será un reto crítico, especialmente en un municipio donde la violencia armada ha demostrado su capacidad para alterar la vida política y social.

En Texistepec, Julissa Millán Díaz, del Partido del Trabajo, ganó con 2,753 votos, derrotando a Gladiola Ambrocio Gabriel, sustituta de Yesenia Lara, asesinada el 11 de mayo de 2025 tras un mitin, en un ataque que también cobró tres vidas más. Millán es viuda de Saúl Reyes Rodríguez, exalcalde perredista asesinado en 2022, un crimen atribuido al líder campesino Domingo "N", detenido el 13 de mayo de 2025 y también acusado del homicidio de Lara.

Tras la detención, Millán emitió un comunicado exigiendo justicia por el asesinato de su esposo, posicionándose como una figura que busca cerrar heridas abiertas por la violencia.

Sin embargo, su victoria llega en un contexto de luto colectivo y desconfianza hacia las autoridades, dado el historial de impunidad en Texistepec.

Gobernar este municipio será un desafío monumental: la alcaldesa deberá lidiar con una comunidad fracturada por los asesinatos, la influencia de grupos criminales y las tensiones derivadas de su propio vínculo con un caso de alto perfil.

Su demanda de justicia podría chocar con intereses locales arraigados, mientras la inseguridad persiste como una amenaza constante.

Ambos municipios comparten un panorama de gobernabilidad frágil, donde la violencia política no solo marcó las elecciones, sino que definirá los retos de los nuevos gobiernos. En Coxquihui, Lauro Becerra enfrentará el desafío de restaurar la confianza en un contexto donde su relación con un presunto homicida alimenta la percepción de nexos con la impunidad.

En Texistepec, Julissa Millán asumirá el cargo con el peso de su tragedia personal y la de su municipio. Su exigencia de justicia por el asesinato de su esposo y su postura frente al caso de Yesenia Lara la colocan en una posición delicada, donde deberá equilibrar la búsqueda de verdad con la necesidad de gobernar un municipio donde la violencia ha dejado cicatrices profundas.

En ambos casos, la violencia política ha dejado un legado de desconfianza que dificultará la construcción de consensos. La presencia de grupos armados, la impunidad en casos de alto perfil y la polarización social serán barreras para implementar políticas de desarrollo, seguridad y reconciliación.

X: @VictorToriz