En las últimas semanas, el precio del pollo ha experimentado un aumento considerable, afectando principalmente a restauranteros, asaderos y comedores económicos, que ya comenzaron a reflejar el alza en sus menús.
El incremento ha derivado en un ajuste generalizado de precios: órdenes completas que antes costaban 120 pesos, ahora se venden hasta en 130, mientras que la media orden subió de 70 a 80 pesos.
La justificación de los comerciantes es clara: el costo del insumo base —el pollo— prácticamente se ha duplicado.
Una caja que anteriormente costaba alrededor de mil 250 pesos ahora se cotiza en aproximadamente tres mil pesos, según reportaron algunos propietarios de asaderos. Esto representa un aumento de más del 100% por ciento un golpe fuerte para quienes dependen del volumen y la rotación rápida del producto.
Aunque algunos comerciantes afirman que el desabasto es leve y controlable, sí reconocen que el precio mayorista del pollo se ha disparado sin previo aviso. Además, no todos los negocios están en igualdad de condiciones: algunos han optado por ajustar sus precios al público, mientras otros temen que, una vez normalizados los costos, haya quienes se nieguen a regresar a los precios originales, afectando así de forma prolongada a los consumidores.
Sin embargo, la situación es distinta en las pollerías del Mercado Campesino Benito Juárez, donde los precios se han mantenido estables y el abasto no presenta afectaciones. Ahí, los comerciantes ofrecen pollo proveniente de granjas locales, con animales que superan los tres kilos, lo que representa una alternativa más rentable y abundante para los compradores.
En contraste, las rosticerías y restaurantes trabajan mayormente con piezas de entre uno y dos kilos, dependiendo del tipo de negocio, lo que incrementa la presión ante el aumento de precios, pues deben mantener calidad y volumen con márgenes cada vez más ajustados.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2025 |