Doña Magaly, una mujer fuerte y alegre a sus 99 años fue testigo del surgimiento de Agua Dulce

En una modesta vivienda del sector norte del municipio, donde el aire huele a mar y a tierra húmeda, vive una mujer cuya existencia se ha vuelto símbolo de vida larga y plena.

Se trata de doña Magaly, quien con 99 años a cuestas sigue caminando por la vida con una serenidad admirable y una memoria que guarda casi un siglo de historias.

Nacida en enero de 1926, en lo que hoy es conocido como la colonia El Muelle, doña Magaly fue testigo del surgimiento de Agua Dulce como comunidad, mucho antes de que se formaran calles, escuelas o tiendas.

Recuerda cuando todo era monte y los caminos eran de lodo. "Aquí no había nada, más que voluntad de salir adelante", ha dicho con voz clara a quienes se detienen a escucharla.

Pese al paso del tiempo, doña Magaly no utiliza bastón, conserva su lucidez y una sonrisa que se dibuja con facilidad. Su secreto, según ella misma, es sencillo: comer con mesura, dormir temprano y mantener siempre el alma tranquila. 

FUERTE Y ALEGRE

Quienes la conocen coinciden en que es una mujer fuerte, pero sobre todo alegre, con esa chispa que no se apaga ni con los años ni con las penas.

Vive acompañada de su esposo —también de edad avanzada—, con quien ha compartido más de medio siglo de vida. Juntos caminan por su colonia como si el tiempo les debiera todavía unos años. Para los vecinos, verlos tomados de la mano es como asomarse a otra época, una donde el amor se tejía a diario y sin prisa.

La familia de doña Magaly ya se encuentra preparando lo que será su centenario en enero próximo. No se trata solo de una fiesta, explican, sino de un homenaje a una vida construida con paciencia, trabajo y gratitud. "Cada día con ella es un regalo", asegura una de sus nietas.

En un mundo que a veces corre demasiado rápido, doña Magaly representa el valor de vivir despacio, pero con profundidad. Su historia no se cuenta por los años que ha vivido, sino por la forma en que los ha llenado.