Continúan los accidentes fatales en carretera Villahermosa-Coatzacoalcos por exceso de velocidad

La carretera Villahermosa-Coatzacoalcos, particularmente en el tramo Nuevo Teapa–Agua Dulce, se ha convertido en un corredor de tragedias. El buen estado del asfalto, lejos de ser una garantía de seguridad, ha resultado ser un arma de doble filo: muchos conductores, tanto de unidades pesadas como de vehículos particulares, abusan del acelerador, circulando a velocidades que superan fácilmente los 120 kilómetros por hora.

La confianza excesiva al volante ha cobrado vidas. Apenas este fin de semana, un conocido beisbolista porteño perdió la vida cerca del antiguo retén de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración, en un hecho que volvió a encender las alarmas. Días antes, el choque entre unidades de carga pesadas también dejó daños severos y heridos de consideración.

Lo grave no termina ahí. Semana tras semana, cuerpos de emergencia de Agua Dulce, Las Choapas, Moloacán y hasta Nanchital se ven obligados a atender accidentes en esta vía, evidenciando la constante falta de precaución de quienes la transitan.

SIN VIGILANCIA

A pesar de la alta incidencia de siniestros, la vigilancia en este tramo es prácticamente nula. La ausencia de patrullaje de la Guardia Nacional —en lo que antes correspondía a la Policía Federal de Caminos— permite que el descontrol vehicular campee a sus anchas. Sin supervisión ni radares de velocidad, el asfalto se convierte en territorio libre para quienes ven en la carretera una pista de carreras.

La realidad es clara, mientras no haya medidas estrictas de control y conciencia real de los automovilistas, la carretera Villahermosa-Coatzacoalcos seguirá sumando nombres a la lista de víctimas. Y lo más lamentable es que, hoy por hoy, el peligro no es la carretera, sino quienes la conducen como si fueran inmunes a la tragedia.