En el inicio de la temporada de huracanes, un reciente pronóstico generado por modelos meteorológicos desató alarma en redes sociales al anunciar la posible formación de un "huracán fantasma".
La imagen viral, que mostraba un ciclón en el Golfo, pronto se confirmó como un caso típico de sobreestimación en los simuladores del clima, lo que ha llevado a expertos a recordar a la población la importancia de interpretar con cautela estas proyecciones.
Un huracán fantasma es, en esencia, una predicción que surge en los modelos computacionales de pronóstico meteorológico y que sugiere el desarrollo inminente de un sistema tropical, sin que éste llegue a materializarse en la realidad.
Estos "fantasmas" se generan principalmente porque ciertos modelos, como el Sistema de Pronóstico Global (GFS) de la NOAA, están programados para detectar mínimas señales de inestabilidad atmosférica. Gracias a un esquema de convección cumulo parametrizado que resulta muy sensible, el GFS puede proyectar tormentas o huracanes que, al avanzar el pronóstico, se desvanecen sin convertirse en una amenaza real.
Si bien la circulación de estos pronósticos erróneos puede generar preocupación, algunos especialistas ven en los huracanes fantasma una herramienta útil. Según Alicia Bentley, líder del proyecto de verificación global del Centro de Modelado Ambiental de la NOAA, esta sensibilidad "aunque ocasionalmente cause falsas alarmas, permite detectar las primeras señales de un desarrollo real".
De esta manera, junto con otros modelos menos propensos a sobreestimar, se logra un balance que ayuda a anticipar verdaderos eventos meteorológicos y a preparar las medidas de seguridad necesarias.
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