Martín Arevalo ha dedicado más de 20 años a salvar vidas y dejar un legado en la Cruz Roja Coatzacoalcos | VIDEO

Con más de 43 años, Martín Arévalo Aguilar, se ha entregado en cuerpo y alma a la Cruz Roja Mexicana, salvando vidas y dejando un legado a las nuevas generaciones que buscan convertirse en paramédicos.

Con tan solo 20 años de edad, un agosto de 1984, Martín tomó sus primeros cursos en el municipio de Nanchital, ya que era el lugar donde radicaba y tras presenciar un accidente, en donde trató de auxiliar a una persona, decidió sumarse al equipo de primeros auxilios de la benemérita institución.

"Vi a una personas atropellada, abajo del Puente Pajaritos, ahí me nació, cuando llegaron los compañeros de Nanchital, porque yo me inicié en Nanchital, llegaron ellos, vi como atendieron y me llamó la atención" recordó.

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Dijo, que sus habilidades y su rápido aprendizaje, le permitieron ser aceptado, por el entonces comandante Obed Díaz Villalobos, el cual vio su profesionalismo y lo invitó a tomar cursos, antes de subirse a una ambulancia.  

"Como anteriormente vivía en Nanchital, pues fui a la Cruz Roja, en ese entonces estaba el comandante Obed Díaz Villalobos, que fue quien me recibió, me llevó a capacitación, antes de subirme a las ambulancias", destacó.

HISTORIA DE VIDA 

Durante sus inicios, Martín Arévalo Aguilar, recordó un accidente, donde una mujer embarazada iba a bordo de un vehículo, el cual había chocado por alcance con una camioneta que transportaba material, y se le incrustó un tubo.

Esa escena marcó su vida, pues recibió el apoyo de algunas personas, que con herramientas cortaron parte del material, para poder auxiliar a la mujer. 

"Una anécdota que no se me va a olvidar nunca, fue una embarazada, con un fierro incrustado, era rumbo a Cuichapa, por la subestación, la carretera estaba sola, era un choque por alcance, ella venía en un vehículo chico, chocó contra una camioneta que llevaba estructuras, cuando llegamos nosotros, no había nada más que la escena, y de la nada comenzó a salir gente de casas que no se veían, llevaron serruchos, se cortó el tubo", narró.

La satisfacción de su trabajo, fue enterarse que tanto el recién nacido como la madre, lograron salvarse.

"Se trasladó, lo importante es que llegó viva esa señora, al ese entonces, hospital comunitario, hasta donde sé, tanto el bebe como ella, se lograron salvar", finalizó.