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Dedican misa y llevan a ‘El Pollo’ Amador a su última morada en panteón de Coatzacoalcos l VIDEO
Los restos de “El Pollo”, fueron trasladados a la avenida Malpica frente a la fayuca donde ocurrió el fatídico accidente
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Entre llantos y reclamos de justicia, familiares y amigos le dieron el último adiós al comerciante Carlos Amador Aragón “El Pollo”, quien fue atropellado y asesinado el sábado en el Centro de Coatzacoalcos, por un elemento de la Marina, quienes temen quede en libertad.
SALIÓ DE SU HOGAR
Poco antes de las nueve de la mañana los restos del hombre de 61 años, salieron por última vez de su hogar en la colonia Adolfo López Mateos, para ser llevados a la catedral San José donde se ofició una misa de cuerpo presente, para pedir por su descanso eterno, y por la pronta resignación de sus familiares.
Los restos de “El Pollo”, fueron trasladados a la avenida Malpica frente a la fayuca donde ocurrió el fatídico accidente, ahí sus familiares se unieron se unieron en un rezo y posteriormente regaron agua bendita donde quedó su cuerpo.
EXIGEN NO HAYA CARPETAZO
Con aplauso, llantos, y con cartulinas con consignas de justica, es como familiares del comerciante propietario del restaurante “La tarraya”, pidieron todo el peso de la ley contra el presunto responsable quien es un elemento de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar).
La señora Luz María Santiago Florentino, viuda de Carlos Amador, exigió justicia, dijo que la muerte de su esposo no puede quedar impune por lo que insistió en que las autoridades no den carpetazo al hecho y enjuicien al responsable conforme a derecho.
Mientras que Juan Carlos Amador Santiago, hijo del ahora fallecido, confirmó que hasta el momento ninguna autoridad judicial se ha puesto en contacto con ellos; sin embargo, esperan que la autoridad no caída en irregularidades y dejen en libertad al marino.
UNA VIDA SIENDO COMERCIANTE
Comerciantes y clientes de la zona del Centro, rindieron aplausos al comerciante quien era ampliamente conocido, ya que, desde hace más de 40 años, se dedicó a la venta de cocteles y ceviches, siempre buscando generar un ingreso para sacar adelante a su familia.
Por ello, ahora recorría las calles de Coatzacoalcos en su camioneta, ya que sus clientes lo esperaban para consumir sus ceviches que se colocaron en sus preferidos por la sazón con la que los preparaba y la amabilidad con la que los atendía.
Alrededor de las diez de la mañana, sus restos fueron llevados al panteón Antiguo Municipal, donde lo esperaban, familiares, vecinos, amigos, colegas comerciantes, y conocidos, para darle el último adiós antes de ser sepultado.
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